Por fin
ha llegado la noche esperada; la cena con Abraham. Tengo que ir a ducharme y a
ponerme guapa para Abraham. Cuando me dirijo hacia el baño, entra Daniel.
-Hola, buenas tardes –dice.- No nos hemos visto en todo el día.
-Ya, ¿qué habéis hecho Víctor, Paula y tú?
-Nos hemos ido a la piscina a pasar el día. ¿Y vosotros?
-Ah, qué bien. Nosotros hemos estado aquí en el hotel.
-¿No habéis hecho nada?
-No.
Hay una breve pausa.
-Bueno, tengo que ir a ducharme para ir a la cena con Abraham. Ya hablamos
mañana –digo pensando en que no me diga nada relacionado con que le gusto.
-Espera…
-¿Qué pasa?
-¿Has estado pensando lo de ayer? Ya sabes… lo de que me gustas –dice acercándose
un poco a mí.
Sabía que iba a hablarme de eso.
-Mira, Daniel… Me caes muy bien, eres muy buen amigo y eso… pero te vuelvo a
repetir que no me gustas, siento hacerte daño, de verdad.
-Lo comprendo, pero es que no puedo evitarlo. Me gustas mucho.
Daniel se va y me voy a ducharme. Menos mal que Abraham no estaba en la
habitación mientras Daniel y yo hablábamos. No quisiera pensar la que se
montaría.
Ya estoy arreglada. Me he puesto un vestido azul, con unas bailarinas blancas.
Entra Abraham por la puerta; ahora le toca a él arreglarse.
-Guau… Qué guapa… -dice con suspiros de amor.
-Qué va. Tampoco es para tanto.
Viene y me da un beso.
-Venga, que para esto tenemos toda la noche. Ves a ducharte y a vestirte, que
solo falta media hora para estar en el restaurante
-Tranquila, yo soy muy rápido –dice entre risas.
Por fin llegamos al restaurante. Es precioso. Es muy grande y tiene unas
decoraciones muy bonitas. Sabía que me llevaría a un precioso.
-Bueno, ¿qué te parece? –dice Abraham.
-Me parece maravilloso este restaurante. Buena elección.
-Sabía que te gustaría.
-Y, ¿por qué me has invitado a cenar?
-Porque es nuestra última noche aquí, en Madrid, y no quería perder esta
oportunidad de pasar un buen rato junto a ti. Quiero aprovechar que estamos
solos para darte las gracias por todo lo que has hecho por mí, por todo lo que
hemos vivido juntos este verano. Conocerte ha sido lo más maravilloso que me ha
pasado, te lo aseguro –dice sonriendo.- Qué sepas que en Barcelona también
tendremos una cita romántica la última noche.
Sus palabras me hipnotizan. Me caen las lágrimas. Sus palabras siempre me
emocionan.
-Qué mono. Te quiero mucho.
-Y yo a ti.
Justo en ese momento viene el camarero, y pedimos la cena.
-Oye, cariño… -digo.
-Dime.
-Daniel ayer me dijo que le gusto.
Abraham se queda paralizado.
-¿Qué? ¿Lo dices en serio?
-Sí, yo me quedé de piedra.
-Bueno, eso no me preocupa. Tú eres mi chica y nadie me la va a quitar.
Le doy un beso.
-Ya verás qué bien nos lo pasamos en Barcelona grabando videoclips y haciendo
los locos –dice.
-Sí, seguro que nos lo pasaremos en grande. Tengo muchas ganas de ir ya.
Acabamos de cenar y Abraham me lleva a pasear por la ciudad. No puedo evitar
besarlo y le beso durante un gran rato. Pongo mis brazos encima de sus hombros
y le acaricio su perfecta piel. Sentir su boca en mi boca es una sensación muy
excitante y tranquilizadora, me hace olvidar todo lo malo y centrarme en lo que
realmente me gusta.
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