Suena el despertador. Tenemos que levantarnos de la cama
para preparar todas las maletas e irnos a Barcelona. Tengo unas ganas inmensas.
Después de todo el sufrimiento que hemos pasado estos últimos días, necesito
despejarme y olvidar todo lo malo.
Acabamos de hacernos todas las maletas y nos vamos rumbo a Barcelona. Daniel nos ha invitado a ir al chalet de sus tíos, que está allí en Barcelona, para acabar de pasar lo poco que nos queda allí. Nosotros hemos aceptado, si nos es ninguna molestia. Subimos al coche y me leo el libro “Canciones para Paula”, un libro de Federico Moccia que me quería leer hace mucho tiempo y que me regaló Abraham hace poco más de una semana. Todos los detalles que tiene Abraham conmigo son perfectos. Primero me compró el móvil, y luego el libro de lectura. Pero el mejor regalo que me puede hacer es estar conmigo, siempre lo digo.
Acabamos de hacernos todas las maletas y nos vamos rumbo a Barcelona. Daniel nos ha invitado a ir al chalet de sus tíos, que está allí en Barcelona, para acabar de pasar lo poco que nos queda allí. Nosotros hemos aceptado, si nos es ninguna molestia. Subimos al coche y me leo el libro “Canciones para Paula”, un libro de Federico Moccia que me quería leer hace mucho tiempo y que me regaló Abraham hace poco más de una semana. Todos los detalles que tiene Abraham conmigo son perfectos. Primero me compró el móvil, y luego el libro de lectura. Pero el mejor regalo que me puede hacer es estar conmigo, siempre lo digo.
Llegamos a Barcelona. Es preciosa la ciudad, como todas las
que he visitado hasta ahora. A Abraham tan solo le queda un videoclip por
grabar y ya lo tiene todo acabado. Eso por una parte me alegra, porque así
podemos pasar más tiempo juntos y eso me gusta.
Abraham empezará a grabar el videoclip hoy, así cuánto antes
lo acabe mejor.
Llegamos al chalet. Es inmensamente grande, parece una mansión. Hay una piscina de 10 metros de hondo y uan perbola que ocupa casi dos clases del instituto. Estoy segura que nos lo pasaremos en grande.
-¡¡Ey, chicos!! ¿Qué tal se os ha hecho el viaje? –dice Víctor.
-Demasiado bien, al lado de mi fea se me ha hecho súper cortito –dice Abraham.
-Yo he estado leyendo un libro, aunque casi ni me he enterado porque he estado pendiente de lo que hacía mi tonto –digo.
-Seré tonto, pero en el fondo me quieres –dice acariciándome la mejilla.
Son las 2 del mediodía, así que toca comer. Jacobo nos ha invitado a todos a un restaurante. Nos arreglamos y vamos hacia allí. Casi todos nos pedimos lo mismo, paella valenciana, excepto Daniel y Paula, que preferían macarrones con queso.
-Bueno chicos, vamos a ponernos las botas –dice Daniel.
-Qué rica está la paella… -dice Abraham.
-Normal, es de mi tierra –digo bromeando.
-Es que eres perfecta en todos los sentidos.
Acabamos todos llenísimos, no podemos casi ni movernos de tanto que hemos comido. Y encima hay que ir directos al sitio donde vamos a rodar el videoclip.
Hablamos un rato y luego nos vamos hacia el lugar de grabación. Es un sitio cerrado, muy grande; parece un pabellón de un polideportivo de tan grande que es. Todos vamos a colaborar en el rodaje del videoclip, así que hay que disfrutarlo al máximo.
Acabamos de rodar.
-¿Cómo os lo habéis pasado? ¿Habéis disfrutado? –pregunta Jacobo.
-¡¡Yo he disfrutado mucho!! –dice Víctor.
-Sí, ¡yo también! ¡Ha sido una pasada! –dice Paula.
Llegamos al chalet. Es inmensamente grande, parece una mansión. Hay una piscina de 10 metros de hondo y uan perbola que ocupa casi dos clases del instituto. Estoy segura que nos lo pasaremos en grande.
-¡¡Ey, chicos!! ¿Qué tal se os ha hecho el viaje? –dice Víctor.
-Demasiado bien, al lado de mi fea se me ha hecho súper cortito –dice Abraham.
-Yo he estado leyendo un libro, aunque casi ni me he enterado porque he estado pendiente de lo que hacía mi tonto –digo.
-Seré tonto, pero en el fondo me quieres –dice acariciándome la mejilla.
Son las 2 del mediodía, así que toca comer. Jacobo nos ha invitado a todos a un restaurante. Nos arreglamos y vamos hacia allí. Casi todos nos pedimos lo mismo, paella valenciana, excepto Daniel y Paula, que preferían macarrones con queso.
-Bueno chicos, vamos a ponernos las botas –dice Daniel.
-Qué rica está la paella… -dice Abraham.
-Normal, es de mi tierra –digo bromeando.
-Es que eres perfecta en todos los sentidos.
Acabamos todos llenísimos, no podemos casi ni movernos de tanto que hemos comido. Y encima hay que ir directos al sitio donde vamos a rodar el videoclip.
Hablamos un rato y luego nos vamos hacia el lugar de grabación. Es un sitio cerrado, muy grande; parece un pabellón de un polideportivo de tan grande que es. Todos vamos a colaborar en el rodaje del videoclip, así que hay que disfrutarlo al máximo.
Acabamos de rodar.
-¿Cómo os lo habéis pasado? ¿Habéis disfrutado? –pregunta Jacobo.
-¡¡Yo he disfrutado mucho!! –dice Víctor.
-Sí, ¡yo también! ¡Ha sido una pasada! –dice Paula.
El videoclip ha quedado increíble. La fecha de lanzamiento del videoclip aún no está prevista, pero seguro que muy pronto ya estará en YouTube.
Volvemos al chalet y hablamos un poco con los tíos de Daniel, son muy majos. Seguidamente, nos metemos en la pedazo de piscina.
-Ey, chicos, gracias por todo esto. Este verano no lo voy a olvidar nunca. Gracias, de verdad –digo emocionada.
-Ahora no es momento de decir estas cosas, que me emociono –dice Daniel bromeando.
-Eso ya tocará en su momento, ahora vamos a disfrutar el momento –dice Víctor.
-Sí, chicos, tenéis razón, pero necesitaba deciros esto ahora. Sois increíbles. Os quiero.
Nos ponemos a jugar como niños pequeños con un balón
hinchable de agua. Abraham me besa bajo del agua, me acaricia…
Los chicos se quedan jugando y yo me tumbo a tomar el Sol. Paula viene y me dice:
-Oye, Sara…
-Sí, dime.
-Que me gusta Daniel… Nunca había sentido eso por él, siempre hemos sido amigos y nunca me había enamorado de él… A lo mejor lo que me ha hecho quererlo ha sido la unión que hemos tenido durante este verano.
-Em… Pues… No sé qué decirte… Lucha por él si realmente te gusta.
-Ya, eso voy a hacer… Pero… No quiero perderlo cómo amigo, ya me entiendes, si saliera con él y cortáramos probablemente no seguiríamos siendo amigos.
-Oye… Si te digo algo… ¿no te enfadarás?
-Según lo que sea.
-Pues que hace poco, en Madrid, Daniel confesó que le gusto…
-¿Qué? ¿En serio? Jo, entonces sí que es verdad que tengo pocas posibilidades de estar con él.
-No, no tiene porqué. Tú tienes que hacer todo lo posible para conquistarlo y enamorarlo. Si necesitas ayuda, ya sabes, aquí me tienes para todo lo que quieras.
-Muchas gracias, Sara. Me has aliviado –dice y me da un abrazo.
Ya ha llegado la noche y decidimos ver una película de miedo después de cenar. A mí no me gustan. No es que me den miedo, o puede que sí, pero para mí, son aburridas. Aún así la veo porque todos quieren verla. Somos tan guays que empezamos a ver la película a la 1 de la noche, así que esta noche nos acostaremos bien tarde.
-Cariño, si no quieres ver una película de miedo no la vemos. Además, si tienes miedo me tienes aquí, a mi lado, y así seguro que no te pasará nada –dice Abraham.
-Tranquilo… La veo por vosotros, todos queréis verla, así que yo también la veré.
Apenas empezar la película, ya estamos Paula, Víctor y yo tapándonos con el cojín y estrujándolo contra nuestros pechos.
Abraham se ríe.
-Tampoco es para tanto, chicos.
-Yo estoy muerta de miedo –digo.
-Anda, ven aquí preciosa –dice Abraham. Pasa su brazo izquierdo sobre mis hombros y me apoyo sobre su pecho, escondiendo la cara para no ver la peli.
-Si te doy un beso, ¿dejarás de tener miedo?
-Hombre… No sé… Puede que… -Abraham me interrumpe y me da ese beso. Ese beso que tanto deseaba desde hace horas y que no llegaba. Ese beso tan dulce y duradero. Ese beso…
Pasan unos minutos. Estaba relajada, y de repente Abraham grita con todas sus fuerzas y me asusta tanto que casi se me sale el corazón.
-¡Tonto! –digo.
-Pero en el fondo me quieres –dice bromeando.
-No, en serio, ¡me has asustado!
-Lo siento…
-Qué no pasa nada, tonti.
Y me besa de nuevo.
Acaba la peli. Todos estamos temblando del miedo menos Abraham y Daniel, los más valientes.
-Ey, chicos, hora de acostarse, ¿no? Qué ya son casi las 3 de la mañana –dice Víctor.
-Yo no sé si podré dormir –digo.
-Ni yo… -dice Paula.
-Tranquilas, chicas, aquí estamos nosotros con nuestros súper músculos para protegeros –dice Daniel.
Paula y yo nos descojonamos.
-Venga, a dormir –dice Abraham apagando la luz, y mientras aprovecho para darle un fuerte abrazo de buenas noches.
Los chicos se quedan jugando y yo me tumbo a tomar el Sol. Paula viene y me dice:
-Oye, Sara…
-Sí, dime.
-Que me gusta Daniel… Nunca había sentido eso por él, siempre hemos sido amigos y nunca me había enamorado de él… A lo mejor lo que me ha hecho quererlo ha sido la unión que hemos tenido durante este verano.
-Em… Pues… No sé qué decirte… Lucha por él si realmente te gusta.
-Ya, eso voy a hacer… Pero… No quiero perderlo cómo amigo, ya me entiendes, si saliera con él y cortáramos probablemente no seguiríamos siendo amigos.
-Oye… Si te digo algo… ¿no te enfadarás?
-Según lo que sea.
-Pues que hace poco, en Madrid, Daniel confesó que le gusto…
-¿Qué? ¿En serio? Jo, entonces sí que es verdad que tengo pocas posibilidades de estar con él.
-No, no tiene porqué. Tú tienes que hacer todo lo posible para conquistarlo y enamorarlo. Si necesitas ayuda, ya sabes, aquí me tienes para todo lo que quieras.
-Muchas gracias, Sara. Me has aliviado –dice y me da un abrazo.
Ya ha llegado la noche y decidimos ver una película de miedo después de cenar. A mí no me gustan. No es que me den miedo, o puede que sí, pero para mí, son aburridas. Aún así la veo porque todos quieren verla. Somos tan guays que empezamos a ver la película a la 1 de la noche, así que esta noche nos acostaremos bien tarde.
-Cariño, si no quieres ver una película de miedo no la vemos. Además, si tienes miedo me tienes aquí, a mi lado, y así seguro que no te pasará nada –dice Abraham.
-Tranquilo… La veo por vosotros, todos queréis verla, así que yo también la veré.
Apenas empezar la película, ya estamos Paula, Víctor y yo tapándonos con el cojín y estrujándolo contra nuestros pechos.
Abraham se ríe.
-Tampoco es para tanto, chicos.
-Yo estoy muerta de miedo –digo.
-Anda, ven aquí preciosa –dice Abraham. Pasa su brazo izquierdo sobre mis hombros y me apoyo sobre su pecho, escondiendo la cara para no ver la peli.
-Si te doy un beso, ¿dejarás de tener miedo?
-Hombre… No sé… Puede que… -Abraham me interrumpe y me da ese beso. Ese beso que tanto deseaba desde hace horas y que no llegaba. Ese beso tan dulce y duradero. Ese beso…
Pasan unos minutos. Estaba relajada, y de repente Abraham grita con todas sus fuerzas y me asusta tanto que casi se me sale el corazón.
-¡Tonto! –digo.
-Pero en el fondo me quieres –dice bromeando.
-No, en serio, ¡me has asustado!
-Lo siento…
-Qué no pasa nada, tonti.
Y me besa de nuevo.
Acaba la peli. Todos estamos temblando del miedo menos Abraham y Daniel, los más valientes.
-Ey, chicos, hora de acostarse, ¿no? Qué ya son casi las 3 de la mañana –dice Víctor.
-Yo no sé si podré dormir –digo.
-Ni yo… -dice Paula.
-Tranquilas, chicas, aquí estamos nosotros con nuestros súper músculos para protegeros –dice Daniel.
Paula y yo nos descojonamos.
-Venga, a dormir –dice Abraham apagando la luz, y mientras aprovecho para darle un fuerte abrazo de buenas noches.
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