sábado, 23 de febrero de 2013

CAPÍTULO 19.


Después de estas confesiones, Paula y Daniel deberán arreglar lo suyo. Si se gustan deberán de estar juntos, digo yo.
Abraham y yo hemos estado teniendo unos cuantos problemas, pero en el fondo nos queremos y queremos estar juntos.
Hoy toca ir al “spa” a relajarnos y a pasarlo bien, que nos queda muy poquito para que acaben estas estupendas vacaciones. Yo no quiero separarme de Abraham. ¿Qué haré cuándo no le tenga a mi lado? Yo estaré en Valencia y él en Cádiz. ¿Qué será de nuestra relación? No quiero ni pensar lo que puede llegar a pasar. Bueno, ahora no es momento de pensar en  esto. Nos queda una semana y hay que vivirla al máximo.
Los chicos se van al spa masculino, y Paula y yo al femenino.
-Pasároslo bien. A las dos del mediodía os esperamos aquí fuera para ir a comer por ahí. Hoy invito yo -dice Daniel.
-¿Y eso? –dice Paula.
-Bueno, me apetece. Os quiero tanto que haría cualquier cosa por vosotros.
-Qué majo eres.
Yo sigo mosqueada con Paula.
-Oye Sara, no podemos estar así. Siento haber hecho lo que hice.
-Lo que hiciste no estuvo bien. Eso podría haber complicado mucho las cosas.
-Lo sé, lo siento. Perdóname.
-Sí, te perdono, pero no lo vuelvas a hacer. Lo que no entiendo es que, si te gusta Daniel, ¿por qué besaste a mi novio?
Paula me mira raro.
-No sé.
Esa contestación no me quita de las dudas. Pero no voy a insistirle más.

Ya son las dos y salimos donde habíamos quedado para ir a comer. A Paula se le alumbran los ojos cuando ve aparecer a Daniel.
-Paula, ¿puedes venir un momento? Quiero hablar contigo a solas –dice Daniel.
-Sí, claro.
Supongo que Daniel querrá hablar con ella sobre su “casi relación” y aclarar muchas cosas. Acaban de hablar y Paula lleva una sonrisa de oreja a oreja.
-Valla, ¿qué ha pasado que estás tan contenta? –dice Abraham.
-No nada.

Vamos al restaurante que nos ha invitado Daniel a comer. Él y Paula se sientan juntos.  La verdad es que hacen muy buena pareja. Durante la cena nos damos cuenta de que hablan entre ellos más que antes y se miran todo el rato, como si tonteasen. Sin duda están enamorados, no sé a qué esperan para estar juntos.
Acabamos de cenar. La comida estaba muy rica.
-Chicos, voy a pagar. Id yendo vosotros que enseguida os alcanzo –dice Daniel.
-Vale –decimos todos al unísono.
Paula se queda en la puerta esperando.
De repente, Abraham se gira para ver si vienen ya.
-Chicos, giraros.
Daniel y Paula están besándose.
-¡Viva los novios! –dice Víctor entre risas.
-Qué monos… -digo.
Paula se pone roja como un tomate.
-Jo, chicos, que me da vergüenza –dice.
-Por fin ya sois novios. Hacéis muy buena pareja, como Sara y yo –dice Abraham.
-Gracias tío. ¿Vamos hacia casa? –dice Daniel cogiéndole la mano a Paula.
-Vale –decimos todos.

sábado, 9 de febrero de 2013

CAPITULO 18.


Me despierto y no veo ni a Abraham ni a Paula en la habitación. Salgo fuera y les veo hablando. Me quedo espiando e intentando escuchar de que hablan, y de repente Paula se acerca a Abraham y le besa. Me quedo boquiabierta.
-¿Pero qué hacéis? –digo gritando.
Se giran rápidamente y no contestan.
-¡Os estoy hablando! ¿Qué hacíais besándoos?
-Mira, podemos explicarlo –dice Paula.
-Aquí no hay que explicar nada, tú te has acercado a él y le has besado y él se ha dejado besar. ¡No hay nada que explicar! –digo con lágrimas en los ojos y me dirijo hacia la habitación.-¡Os odio!
-Espera Sara… -dice Abraham.

Daniel y Víctor se despiertan a causa de mis llantos y yo me meto en la cama.
-Sara, ¿qué te pasa? ¿Por qué lloras? –dice Víctor viniendo a mi cama.
-Nada, necesito estar sola –digo aún llorando.
-En serio, ¿qué te pasa? Queremos ayudarte –dice Víctor.
-He visto fuera a Abraham y Paula besándose.
-¿Qué? ¿Lo dices en serio? No puede ser –dice Daniel.

De repente, entra Abraham por la puerta.
-Sara, por favor, no llores. Te lo puedo explicar.
No contesto. Se sienta a mi lado en la cama.
-Sara. Sara. Contéstame, no me hagas llorar a mí también.
-Ya te he dicho que no hay que explicar nada. Lo que he visto con mis propios ojos no hay porqué explicarlo. Yo pensaba que Paula era mi amiga, y me ha traicionado. Y tú también.
-No, yo no te he traicionado. Estábamos hablando sobre que a ella le gusta Daniel y eso…
Daniel se queda flipado.
-¿Le gusto a Paula? ¿Desde cuándo?
-Sí, desde hace bastante tiempo ya –dice.- Ella me ha despertado temprano  y me había dicho que quería hablar conmigo. Estábamos hablando sobre eso, yo le estaba dando consejos y de repente se acerca y me dice: ‘Necesito novio. Nunca he besado’, se acerca a mí y me besa. Yo no he podido hacer nada para pararla.
Daniel va fuera a hablar con Paula.
-Abraham, no me estarás mintiendo, ¿verdad?
-Te lo prometo. Yo no te mentiría por nada del mundo. Sabes que te quiero y no te cambiaría por nadie. Eso lo sabes. Perdóname, te lo ruego.
-Anda, ven aquí.
Se acerca a mí y me da un fuerte abrazo.
-Gracias. No sabes lo mal que me he sentido durante este rato.
Daniel y Paula ya han hablado sobre el tema. Paula ha confesado que le gustaba desde hace mucho tiempo, y Daniel también ha confesado que le gusta un poco desde hace unos años, pero que tenía miedo de decírselo. Yo no tenía ni idea de que a Daniel le gustase Paula aunque sea un poquito. Yo no sé si le seguiré gustando a Daniel. Esperemos que no…

jueves, 7 de febrero de 2013

CAPÍTULO 17.


Suena el despertador. Tenemos que levantarnos de la cama para preparar todas las maletas e irnos a Barcelona. Tengo unas ganas inmensas. Después de todo el sufrimiento que hemos pasado estos últimos días, necesito despejarme y olvidar todo lo malo.
Acabamos de hacernos todas las maletas y nos vamos rumbo a Barcelona. Daniel nos ha invitado a ir al chalet de sus tíos, que está allí en Barcelona, para acabar de pasar lo poco que nos queda allí. Nosotros hemos aceptado, si nos es ninguna molestia. Subimos al coche y me leo el libro “Canciones para Paula”, un libro de Federico Moccia que me quería leer hace mucho tiempo y que me regaló Abraham hace poco más de una semana. Todos los detalles que tiene Abraham conmigo son perfectos. Primero me compró el móvil, y luego el libro de lectura. Pero el mejor regalo que me puede hacer es estar conmigo, siempre lo digo.

Llegamos a Barcelona. Es preciosa la ciudad, como todas las que he visitado hasta ahora. A Abraham tan solo le queda un videoclip por grabar y ya lo tiene todo acabado. Eso por una parte me alegra, porque así podemos pasar más tiempo juntos y eso me gusta.
Abraham empezará a grabar el videoclip hoy, así cuánto antes lo acabe mejor.
Llegamos al chalet. Es inmensamente grande, parece una mansión. Hay una piscina de 10 metros de hondo y uan perbola que ocupa casi dos clases del instituto. Estoy segura que nos lo pasaremos en grande.
-¡¡Ey, chicos!! ¿Qué tal se os ha hecho el viaje? –dice Víctor.
-Demasiado bien, al lado de mi fea se me ha hecho súper cortito –dice Abraham.
-Yo he estado leyendo un libro, aunque casi ni me he enterado porque he estado pendiente de lo que hacía mi tonto –digo.
-Seré tonto, pero en el fondo me quieres –dice acariciándome la mejilla.

Son las 2 del mediodía, así que toca comer. Jacobo nos ha invitado a todos a un restaurante. Nos arreglamos y vamos hacia allí. Casi todos nos pedimos lo mismo, paella valenciana, excepto Daniel y Paula, que preferían macarrones con queso.
-Bueno chicos, vamos a ponernos las botas –dice Daniel.
-Qué rica está la paella… -dice Abraham.
-Normal, es de mi tierra –digo bromeando.
-Es que eres perfecta en todos los sentidos.
Acabamos todos llenísimos, no podemos casi ni movernos de tanto que hemos comido. Y encima hay que ir directos al sitio donde vamos a rodar el videoclip.
Hablamos un rato y luego nos vamos hacia el lugar de grabación. Es un sitio cerrado, muy grande; parece un pabellón de un polideportivo de tan grande que es. Todos vamos a colaborar en el rodaje del videoclip, así que hay que disfrutarlo al máximo.

Acabamos de rodar.
-¿Cómo os lo habéis pasado? ¿Habéis disfrutado? –pregunta Jacobo.
-¡¡Yo he disfrutado mucho!! –dice Víctor.
-Sí, ¡yo también! ¡Ha sido una pasada! –dice Paula.

El videoclip ha quedado increíble. La fecha de lanzamiento del videoclip aún no está prevista, pero seguro que muy pronto ya estará en YouTube.

Volvemos al chalet y hablamos un poco con los tíos de Daniel, son muy majos. Seguidamente, nos metemos en la pedazo de piscina.
-Ey, chicos, gracias por todo esto. Este verano no lo voy a olvidar nunca. Gracias, de verdad –digo emocionada.
-Ahora no es momento de decir estas cosas, que me emociono –dice Daniel bromeando.
-Eso ya tocará en su momento, ahora vamos a disfrutar el momento –dice Víctor.
-Sí, chicos, tenéis razón, pero necesitaba deciros esto ahora. Sois increíbles. Os quiero.
Nos ponemos a jugar como niños pequeños con un balón hinchable de agua. Abraham me besa bajo del agua, me acaricia…
Los chicos se quedan jugando y yo me tumbo a tomar el Sol. Paula viene y me dice:
-Oye, Sara…
-Sí, dime.
-Que me gusta Daniel… Nunca había sentido eso por él, siempre hemos sido amigos y nunca me había enamorado de él… A lo mejor lo que me ha hecho quererlo ha sido la unión que hemos tenido durante este verano.
-Em… Pues… No sé qué decirte… Lucha por él si realmente te gusta.
-Ya, eso voy a hacer… Pero… No quiero perderlo cómo amigo, ya me entiendes, si saliera con él y cortáramos probablemente no seguiríamos siendo amigos.
-Oye… Si te digo algo… ¿no te enfadarás?
-Según lo que sea.
-Pues que hace poco, en Madrid, Daniel confesó que le gusto…
-¿Qué? ¿En serio? Jo, entonces sí que es verdad que tengo pocas posibilidades de estar con él.
-No, no tiene porqué. Tú tienes que hacer todo lo posible para conquistarlo y enamorarlo. Si necesitas ayuda, ya sabes, aquí me tienes para todo lo que quieras.
-Muchas gracias, Sara. Me has aliviado –dice y me da un abrazo.


Ya ha llegado la noche y decidimos ver una película de miedo después de cenar. A mí no me gustan. No es que me den miedo, o puede que sí, pero para mí, son aburridas. Aún así la veo porque todos quieren verla. Somos tan guays que empezamos a ver la película a la 1 de la noche, así que esta noche nos acostaremos bien tarde.
-Cariño, si no quieres ver una película de miedo no la vemos. Además, si tienes miedo me tienes aquí, a mi lado, y así seguro que no te pasará nada –dice Abraham.
-Tranquilo… La veo por vosotros, todos queréis verla, así que yo también la veré.
Apenas empezar la película, ya estamos Paula, Víctor y yo tapándonos con el cojín y estrujándolo contra nuestros pechos.
Abraham se ríe.
-Tampoco es para tanto, chicos.
-Yo estoy muerta de miedo –digo.
-Anda, ven aquí preciosa –dice Abraham. Pasa su brazo izquierdo sobre mis hombros y me apoyo sobre su pecho, escondiendo la cara para no ver la peli.
-Si te doy un beso, ¿dejarás de tener miedo?
-Hombre… No sé… Puede que… -Abraham me interrumpe y me da ese beso. Ese beso que tanto deseaba desde hace horas y que no llegaba. Ese beso tan dulce y duradero. Ese beso…
Pasan unos minutos. Estaba relajada, y de repente Abraham grita con todas sus fuerzas y me asusta tanto que casi se me sale el corazón.
-¡Tonto! –digo.
-Pero en el fondo me quieres –dice bromeando.
-No, en serio, ¡me has asustado!
-Lo siento…
-Qué no pasa nada, tonti.
Y me besa de nuevo.

Acaba la peli. Todos estamos temblando del miedo menos Abraham y Daniel, los más valientes.
-Ey, chicos, hora de acostarse, ¿no? Qué ya son casi las 3 de la mañana –dice Víctor.
-Yo no sé si podré dormir –digo.
-Ni yo… -dice Paula.
-Tranquilas, chicas, aquí estamos nosotros con nuestros súper músculos para protegeros –dice Daniel.
Paula y yo nos descojonamos.
-Venga, a dormir –dice Abraham apagando la luz, y mientras aprovecho para darle un fuerte abrazo de buenas noches.

sábado, 2 de febrero de 2013

Capítulo 16.

Por fin ha llegado la noche esperada; la cena con Abraham. Tengo que ir a ducharme y a ponerme guapa para Abraham. Cuando me dirijo hacia el baño, entra Daniel.
-Hola, buenas tardes –dice.- No nos hemos visto en todo el día.
-Ya, ¿qué habéis hecho Víctor, Paula y tú?
-Nos hemos ido a la piscina a pasar el día. ¿Y vosotros?
-Ah, qué bien. Nosotros hemos estado aquí en el hotel.
-¿No habéis hecho nada?
-No.
Hay una breve pausa.
-Bueno, tengo que ir a ducharme para ir a la cena con Abraham. Ya hablamos mañana –digo pensando en que no me diga nada relacionado con que le gusto.
-Espera…
-¿Qué pasa?
-¿Has estado pensando lo de ayer? Ya sabes… lo de que me gustas –dice acercándose un poco a mí.
Sabía que iba a hablarme de eso.
-Mira, Daniel… Me caes muy bien, eres muy buen amigo y eso… pero te vuelvo a repetir que no me gustas, siento hacerte daño, de verdad.
-Lo comprendo, pero es que no puedo evitarlo. Me gustas mucho.

Daniel se va y me voy a ducharme. Menos mal que Abraham no estaba en la habitación mientras Daniel y yo hablábamos. No quisiera pensar la que se montaría.
Ya estoy arreglada. Me he puesto un vestido azul, con unas bailarinas blancas. Entra Abraham por la puerta; ahora le toca a él arreglarse.
-Guau… Qué guapa… -dice con suspiros de amor.
-Qué va. Tampoco es para tanto.
Viene y me da un beso.
-Venga, que para esto tenemos toda la noche. Ves a ducharte y a vestirte, que solo falta media hora para estar en el restaurante
-Tranquila, yo soy muy rápido –dice entre risas.

Por fin llegamos al restaurante. Es precioso. Es muy grande y tiene unas decoraciones muy bonitas. Sabía que me llevaría a un precioso.
-Bueno, ¿qué te parece? –dice Abraham.
-Me parece maravilloso este restaurante. Buena elección.
-Sabía que te gustaría.
-Y, ¿por qué me has invitado a cenar?
-Porque es nuestra última noche aquí, en Madrid, y no quería perder esta oportunidad de pasar un buen rato junto a ti. Quiero aprovechar que estamos solos para darte las gracias por todo lo que has hecho por mí, por todo lo que hemos vivido juntos este verano. Conocerte ha sido lo más maravilloso que me ha pasado, te lo aseguro –dice sonriendo.- Qué sepas que en Barcelona también tendremos una cita romántica la última noche.
Sus palabras me hipnotizan. Me caen las lágrimas. Sus palabras siempre me emocionan.
-Qué mono. Te quiero mucho.
-Y yo a ti.
Justo en ese momento viene el camarero, y pedimos la cena.
-Oye, cariño… -digo.
-Dime.
-Daniel ayer me dijo que le gusto.
Abraham se queda paralizado.
-¿Qué? ¿Lo dices en serio?
-Sí, yo me quedé de piedra.
-Bueno, eso no me preocupa. Tú eres mi chica y nadie me la va a quitar.
Le doy un beso.
-Ya verás qué bien nos lo pasamos en Barcelona grabando videoclips y haciendo los locos –dice.
-Sí, seguro que nos lo pasaremos en grande. Tengo muchas ganas de ir ya.

Acabamos de cenar y Abraham me lleva a pasear por la ciudad. No puedo evitar besarlo y le beso durante un gran rato. Pongo mis brazos encima de sus hombros y le acaricio su perfecta piel. Sentir su boca en mi boca es una sensación muy excitante y tranquilizadora, me hace olvidar todo lo malo y centrarme en lo que realmente me gusta.

domingo, 27 de enero de 2013

CAPÍTULO 15.

Estamos todos juntos en la habitación del hotel. Abraham está a mi lado, y me abraza.
-Gracias, cariño, por haber estado cada segundo a mi lado. Me han dicho que no has dejado de estar conmigo –dice Abraham, y seguidamente me besa.
Daniel mira con cara como si estuviese celoso.
-También quiero daros las gracias a vosotros, chicos. Muchas gracias por todo el apoyo que me habéis dado. Os quiero.
Qué palabras. Si es que cada vez me enamora más.
-Gracias a ti, Abraham, por tener una fortaleza increíble –dice Víctor.

Hemos adelantado la fecha para ir a Barcelona, para olvidar todo esto que ha pasado aquí, así, que nos iremos pasado mañana por la mañana, cuando despertemos. En teoría íbamos a irnos mañana, pero Abraham me ha querido invitar a una cena romántica mañana por la noche. Ya estoy nerviosa, nunca he tenido una cena romántica, es mi primera vez. No sé a que restaurante me llevará, pero seguro que a uno precioso.
Hoy nos quedaremos en el hotel, Abraham necesita un poco de reposo y estaremos todo el día todos juntos.
-Gracias, cuñada, por cuidar tanto a mi hermano –dice Tony sonriendo.
Por lo que veo, hoy es el día de dar las gracias.
-Lo quiero mucho, y no dejaría que le pasase algo.

Es hora de comer. Todos nos dirigimos bajo. Daniel me coge del brazo y me hace retroceder hacia donde está él.
-Oye, Sara…
-¿Qué pasa? –digo frunciendo el ceño.
-¿Puedo… puedo hablar contigo?
-Sí, pero date prisa que ya están por el pasillo.
-Mira, sé que no debería decirte esto, porque tú estás muy bien con Abraham… -me imagino lo que me va a decir.- y, bueno… me gustas. Y mucho. Me pareces una chica muy curiosa.
Yo me quedo callada sin decir nada. Me he quedado boquiabierta.
-Tú también me pareces un chico curioso, desde el primer día me resultaste interesante, pero estoy muy enamorada de Abraham, desde hace 3 años, y sé que eso no cambiará. Siento hacerte daño.
-Ah, no, no pasa nada. Al menos lo he soltado.
Veo en sus ojos que le he hecho daño.
-¿Seguro que no pasa nada?
-No, de verdad.
-Bien, en ese caso, vamos bajo, que nos estarán esperando.

CAPÍTULO 14.

Solo podemos pasar la noche con Abraham tres personas. Yo soy una de ellas, no me puedo separar de él ni un solo segundo. Se quedan conmigo Tony y Daniel, mientras que Jacobo se lleva a Víctor y a Paula al hotel. Mañana por la mañana volverán, para ver cómo se encuentra Abraham.

Daniel está conmigo a cada segundo, no se separa de mí.
 Estamos callados. Me recorre un escalofrío por mi cuerpo. No puedo dormir.
-¿Pensáis que despertará? –pregunto.
-Sí, seguro que sí –responde Daniel.
Me encanta Daniel. Es muy optimista y eso es bueno.
-Chicos, no puedo dormir –digo.
-Yo tampoco. Es que es mi hermano… Jo, ¿y si le pasa algo? ¿Por qué ha tenido que pasar esto? –dice Tony.
-Yo también me hago la misma pregunta, cuñado –digo.
-No penséis en negativo, por favor. Pensad siempre en positivo, así en la vida os irán mejor las cosas.
Es increíble que un adolescente de 14 años tenga esa manera de ver las cosas. Para mí es imposible. Es flipante. Daniel, como bien dice el nombre, es travieso, pero a la vez un ejemplo a seguir, como Abraham.
Abraham. Tengo ese nombre en mi cabeza cada segundo. Le miro y no puedo evitar llorar. Por favor, que se despierte. Por favor, que se despierte. Esa frase ronda todo el rato por mi cabeza. Son las 5 de la mañana y ninguno de los tres ha podido dormirse, hasta que finalmente me duermo.

Me despierto. No hay nadie en la habitación; estoy sola con Abraham. Supongo que Tony y Daniel habrán bajado a por algo de comer o algo. Abraham aún está dormido. De repente, oigo pasos que se acercan hacia la habitación. Son Tony y Daniel. Efectivamente habían bajado a por comida. Me han traído unas rosquilletas y un zumo de piña, mi favorito. No tengo hambre, tengo el estómago cerrado, pero aún así como.
-¿Habéis dormido? –pregunto.
-Sí, un par de horas si llegan –dice Tony.
-Debéis descansar.
-Yo he dormido más que Tony –dice Daniel.
Después de un rato llegan Jacobo, Víctor y Paula.
-¿Cómo se encuentra? –pregunta Paula.
-Aún no ha despertado –dice Daniel.
-Esperemos que lo haga pronto… –digo suspirando.

Pasan los días y Abraham sigue en coma. Estamos todos juntos en el hospital, esperando que abra los ojos. Sale la doctora de la habitación.
-Siento deciros que Abraham tiene el 95% de riesgo de morir. Las fracturas son muy fuertes, no creo que pueda sobrevivir, pero habrá que esperar.
Todos nos quedamos callados. De repente, me levanto y me voy cabreada, con ganas de gritarle al mundo que me deje en paz, que no me haga esto ahora.
-¡Sara! ¿Dónde vas? –pregunta Jacobo.
-Necesito aire, necesito estar sola.
Lloro a carcajadas. ¿Y si Abraham muere? ¿Y si no lo vuelvo a ver nunca más? ¿Qué será de mi vida? Si él no vive, yo tampoco. Él es el que me ayuda a seguir adelante.
-Sara.
No contesto.
-Sara, por favor, contéstame.
-Perdona Jacobo, siento no hacerte caso.
Me giro y veo a Jacobo detrás de mí, pálido, llorando también a carcajadas. Se sienta junto a mí, me abraza y apoyo su cabeza sobre su pecho, todavía llorando.

El sufrimiento sigue. Abraham continúa sin despertar. Les pedimos a los doctores que por favor hagan todo lo posible por que Abraham sobreviva. No me separo ni un solo segundo de Tony.
Veo que Abraham se mueve y abre lentamente los ojos.
-¡¡Abraham se ha despertado!! –digo gritando.
Parece ser que los doctores me han escuchado y han acudido a la habitación.
-¿Ha despertado? –dice una doctora.
-Sí, se mueve –digo.
-¿En serio? ¿En serio ha despertado? –dice Tony sonriendo.
-Por favor, id fuera. Si necesitamos algo os llamamos. Él necesita que no le vea nadie, podría desorientarse.
Hacemos caso y vamos fuera. Estoy muy feliz.
-Qué bien que haya despertado –dice Paula.
Necesito abrazar a Abraham y besarle todo el tiempo que haga falta. Necesito que vuelva a estar perfectamente bien.
Sale la doctora.
-Ya está completamente despierto.
Entramos.
-Hermanito, ¿cómo te encuentras? –dice Tony.
Abraham no puede moverse ni casi hablar. Habla muy despacio.
-Me estalla la cabeza, tío.
-Eso es normal –dice la doctora.- En un rato te habrá pasado el dolor, ya verás.
-¿Qué ha pasado? ¿Por qué estoy aquí? Lo único que recuerdo es que estábamos yendo hacia el hotel.
-Un borracho asqueroso te atropelló. Menos mal que no fue grabe… He llorado mucho por ti –digo.
-¿En serio? Uf, pues yo ni me enteré de lo que pasó.
-Te tienes que poner bien, ¿eh? Que tenemos que ir a grabar un videoclip a Barcelona –dice Jacobo.

Todos sonreímos. Solo ha estado una noche en coma, esto es un regalo de Dios. La verdad es que nunca pensé que podría pasar esto.
-Tendrá que quedarse unos días aquí en el hospital, para ver cómo va evolucionando –dice la doctora.

Habrá que esperar a que se recupere.

sábado, 26 de enero de 2013

Capítulo 13.


Han pasado 2 días. Durante todo este tiempo nos lo estamos pasando todos juntos muy bien. Abraham ya ha acabado de grabar los temas aquí, en Madrid y ahora falta ir a Barcelona, para grabar un videoclip. Tenía ganas de saber cómo funcionaba eso de grabar canciones, pero ahora tengo muchas ganas de saber cómo funciona lo de grabar videoclips. No iremos a Barcelona en una semana y media, más o menos. Daniel, Víctor y Paula se vendrán con nosotros.
Acabamos de cenar y a Víctor se le ocurre una magnífica idea.
-Ey, chicos, ¿queréis que vayamos al cine?
-Buena idea –decimos en general.
Nos duchamos, nos arreglamos y nos vamos al cine.
-¿Qué película queréis ver? –dice Daniel.
-Yo quiero ver la película que quiera mi chica –dice Abraham.
Qué tierno que es.
-Yo quiero ver una de amor –digo.
Todos quieren ver una película de amor.
Entramos y nos sentamos en este orden: Daniel, Paula, Víctor, yo y Abraham.
Abraham me coge de la mano.
-No quiero soltarte en toda la película –dice susurrándome al oído.
-Yo tampoco, no te voy a soltar.
Me voy acercando poco a poco a Abraham hasta que finalmente apoyo mi cabeza en su pecho.
-La película es preciosa –dice.
-Sí, me encanta.
Me levanta la cabeza y me mira. Baja la vista hasta mis labios y luego la sube hacia mis ojos. Me sonríe. Me da un beso tierno y desencadena en un largo beso de más de un minuto. Cierro los ojos y disfruto de la ocasión.
-No quiero dejar de besarte –dice.
-Yo tampoco. Te amo -digo, y le beso.

Llevamos ya una hora y media de película. Víctor empieza a hablarme. Parece que Abraham se pone celoso.
-¿De qué habláis? –pregunta.
-De la película –dice Víctor.
La verdad es que no sé de qué me estaba hablando, porque no le estaba prestando mucha atención. Quería enterarme de la película y me sabía mal decirle que callara.
-¿De verdad estabais hablando de la película? –me dice Abraham al oído.
-No lo sé, la verdad –le explico lo que ha pasado.
-Ah, vale.

Finalmente se acaba la peli. Salimos y nos dirigimos hacia el hotel. Es tarde pero hay aún mucha gente por la calle. Cómo se nota que estamos en vacaciones. Abraham va delante con Víctor y Daniel, y yo voy con Paula detrás de ellos. Abraham va provocándome para que vaya corriendo detrás de él. De repente, viene un coche muy rápido. Abraham está en el suelo. Sangrando. Lo han atropellado.
-¡¡¡¡Abraham!!!! –grito asustada.- ¡¡¡¡¡¡Abraham!!!!!!
La gente de nuestro alrededor se acerca.
-¡Llamad a la ambulancia! ¡Está perdiendo sangre! –dice Daniel.
-Madre mía, ¡¡¡Abraham!!! –dice Víctor.
Paula no dice nada, se le ve en sus ojos que está asustada y muy preocupada.
Estoy llorando. Cojo rápidamente el móvil de mi bolsillo. Me tiemblan las manos, casi  me cae el móvil al suelo. Llamo a la ambulancia y solo tarda 3 minutos en venir.
Abraham está inconsciente. Lo suben a la ambulancia y subo yo para estar con él, pero necesito que me acompañe uno de los chicos. Finalmente se viene conmigo Daniel. Llamo a Jacobo y Tony para que recojan a Víctor y Paula para ir al hospital.
-Qué fuerte, qué fuerte. ¿Por qué me ha pasado esto a mí? ¿Por qué? ¿Por qué a mí? Seguro que el asqueroso ese estaba bebido o drogado porque se ha ido cómo si no hubiera pasado nada –digo llorando.
Estoy que no me creo lo que acaba de pasar. Es muy traumático. Todo esto ha pasado en menos de 5 mintuos. No puedo dejar de llorar.
Daniel me consuela.
-Tranquila Sara, tranquilízate, por favor. No va a pasar nada, Abraham se va a poner bien. Te lo prometo –dice con lágrimas en los ojos.
-Pero…
-Shh, no digas nada –me interrumpe.- Se va a recuperar.
Llegamos al hospital, yo no puedo casi ni andar. Necesito estar cada segundo al lado de Abraham, para que se ponga bien. Los doctores nos piden a Daniel y a mí que por favor nos quedemos fuera de la habitación. Yo no quiero, pero tendré que hacerlo. Debo hacer caso a los médicos para que todo salga correctamente.
Llegan Tony, Jacobo, Víctor y Paula. Me ven llorar.
-¿Dónde está? ¿Está bien? ¿Qué ha pasado? –pregunta Tony, intranquilo. Está en el mismo estado que yo,  nervioso y llorando.
-Está ahí dentro –señalo la habitación.- Nos han pedido que nos quedemos fuera.
Mi cuñado, Tony, se sienta a mi lado y me abraza.
-Llora todo lo que quieras –dice mientras él también llora.- Desahígate.

Pasa una hora, estamos todos desesperados. En mi mente recorren todos los recuerdos que tengo con Abraham. Trato de tranquilizarme y pensar en positivo. Va a estar bien. Va a estar bien. Va a estar bien.
De repente, sale el doctor de la habitación. Nos levantamos todos de golpe. Asustados.
-Está en coma. No sabemos cuándo despertará. No tiene fracturas muy graves, podría ponerse bien. Si se despierta, ya no habrá problema. De momento, deberéis esperar.
¿Y si no despierta?