lunes, 21 de enero de 2013

Capítulo 11.


Como estaba previsto, hoy van a venir los amigos de Abraham. Tengo muchas ganas de conocerlos. Vendrán después de comer. Ahora por la mañana Abraham no tiene trabajo, así que, Tony, él y yo nos vamos a la piscina. Hacía una semana que no íbamos, por causa del trabajo de Abraham, pero por fin hemos podido encontrar un hueco.
Llegamos a la piscina y nos tiramos en seguida al agua, estamos que nos ahogamos del calor. Mucha agua en verano no viene para nada mal. Abraham empieza a abrazarme y a darme besos muy tiernos. Cómo me gusta que esté tan pendiente de mí.
Tony nos ve.
-Qué monos. Hacéis muy buena pareja.
Me encanta que nos digan que hacemos buena pareja, eso me sube la moral.
-Gracias. Ya nos lo dijo Jacobo –dice Abraham.
Después de unos minutos, Tony se escabulle y, cuando sale, Abraham y yo empezamos a salpicarle y él nos sigue la corriente.
-¿Queréis brega, ¿eh? ¡Pues aquí la tenéis! –dice Tony de cachondeo.

Tony, sin querer, al hacer mucha fuerza salpicándonos, me ha hecho daño en el ojo.
-Ay, me escuece mucho –digo.
-¿Te he hecho daño? Lo siento –dice Tony.
Viene y me da un abrazo. Abraham y Tony son muy cariñosos. Me encantan los chicos cariñosos. Pero no me voy a enamorar de Tony, claro, porque estoy con Abraham y no lo cambiaría por nada del mundo. Además, Tony tiene novia.
Me pasa el dolor y seguimos jugando.

Después de estar una hora y media refrescándonos, nos dirigimos al hotel. Es hora de comer. Muy pronto llegarán los amigos de Abraham. Tengo que ponerme guapa. Mientras, Tony me pide que le haga un masaje, de broma, pero me hacía ilusión hacérselo porque de pequeña me gustaba hacer masajes y todos me decían que los hacía bien. Así que, ¿por qué no hacérselo?
-Qué bueno… -dice Tony relajado.
-¿Te sienta bien el masaje?
-Mucho.

Acabo, me arreglo y nos vamos a comer. Estoy muy nerviosa. Estoy deseando que lleguen ya Paula, Víctor y Daniel. Menos mal que está Paula, porque si no estaría rodeada de chicos.
Hoy, para comer, nos toca espaguetis con huevo frito y ketchup, la comida preferida de Abraham. A mí también me gusta mucho.


Las 15:00h. del mediodía. Se escuchan ruidos por el pasillo del hotel. Llaman a la puerta y hay 3 adolescentes en la puerta. Son ellos, los compañeros de Abraham.
-¡Hola! ¡Ya estamos aquí! –dice gritando uno de los chicos.
-Hola –dice la chica, Paula.
-Buenas tardes –dice el otro chico.
No sé quién de los dos es Daniel y quién es Víctor.
-Hola chicos  –digo yo.
Abraham me los presenta. Les doy dos besos a cada uno.
Daniel es el que ha dicho “¡Hola! ¡Ya estamos aquí!”, y Víctor es el último que ha saludado. Daniel es un chico alto, mide más o menos lo mismo que Abraham, es moreno y con los ojos marrones. Víctor es rubio, con los ojos azules. Es un poco más bajo que Daniel y Abraham, pero no se nota mucho. Daniel y Víctor son muy monos.
 Paula es medio castaña medio rubia, como yo.
-¿Qué tal, guapa? –dice Daniel.
Daniel es el más abierto.
-Muy bien, ¿y tú?
-Muy bien, aquí con ganas de pasarlo muy bien con vosotros –dice.- Ya me ha contado Abraham que sois novios. Enhorabuena.
-¿Ya te lo ha contado? Si hace nada que estamos saliendo –digo entre risas.

Nos vamos todos al patio donde Abraham me abrazó por primera vez, para hablar un rato y conocerles. Cada vez que entro allí, se me escapa una pequeña sonrisa. Abraham tenía razón, son muy majos y habladores, como él. Paula se sienta a mi lado y nos ponemos a hablar. Es muy abierta también, pero yo creo que a Daniel en eso no lo supera nadie.

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