jueves, 10 de enero de 2013

Capítulo 2.


Aún así bajo al comedor, que es donde se encuentran mis padres.
-Papá, mamá,  ¿puedo hablar con vosotros? –pregunto.
-Por supuesto. Dinos, ¿qué quieres? –contesta mi madre.
Tengo miedo de que no me dejen ir, pero aún así tengo que intentarlo.
-Vosotros sabéis que mi ídolo es Abraham Mateo, ¿no? –digo.
-Claro que lo sabemos, hija. Siempre nos estás hablando de él, eres muy pesada -dice mi padre entre risas.
Pienso que tampoco será para tanto.
-Y bueno, ¿qué nos vas a pedir? ¿Qué te llevemos a San Fernando? Porque si es eso no lo vamos a hacer.
-No mamá, no es eso. Leed esto -le contesto con tantos nervios que casi no me salen las palabras.
Mis padres lo leen, y se quedan mirándose el uno al otro.
-¿Esto lo has escrito tú para que nos creamos que es de verdad? Anda, ves a tu habitación, que bastante tenemos ya con que nos des la tabarra para que vayamos a San Fernando -dice mi madre. Ella no sabe como funciona lo del Twitter, por eso piensa que es de mentira.
Mi padre no dice nada. Se queda callado.
-Papá, ¿tú que opinas? -pregunto.
-Lo mismo que tu madre -dice seriamente.

Bueno, al menos lo he intentado. Subo a mi habitación, un poco dolida; casi me mato por las escaleras porque he tropezado con la escalera del nervio y la impotencia que llevo dentro. Le contesto el mensaje a Abraham. Le digo: ‘Abraham, he hablado con mis padres sobre esto. No se creen que eres tú el que me ha dicho que me vaya contigo de vacaciones. Yo estoy cabreadísima, porque esta oportunidad tan grande no puedo perderla’. Él me contesta dentro de 1 hora, ya que no se conecta mucho, y dice: ‘No te preocupes, preciosa, dame tu número de teléfono y yo hablo con ellos. A ver si les puedo convencer’. Finalmente le doy mi número de teléfono, y llama. Suena el teléfono. Lo coge mi padre. Estoy espiando por las escaleras, para escuchar lo que dice.
-Sara -grita mi padre.
-¿Qué quieres? -pregunto sonriendo.
-Baja un momento, por favor –me pide con un tono asustadizo.
Ya he llegado bajo, al comedor, donde se encuentra mi padre pegado al teléfono. El corazón me va muy acelerado, tan acelerado que incluso se me podría salir volando.
-¿Qué está pasando aquí? ¿Cómo va a ser Abraham Mateo el del teléfono? –pregunta mi padre un poco cabreado.- No entiendo nada.
Abraham escucha mi conversación con mi padre. Yo le digo que ponga el altavoz, necesito escuchar la conversación entera, no me quiero perder ni un solo detalle.
-Oiga, señor, puedo explicarlo. Yo simplemente le pedí a su hija si quería venir conmigo a Madrid de vacaciones, conmigo, para verme grabar temas y muchas cosas más, ya que es su sueño. Ella aceptó -dice Abraham.
-¿Y cómo sé yo que eso es verdad? -pregunta mi padre. Nunca le había visto tan enfadado. Se lo está tomando en serio.
-Muy fácil. Voy a vuestra casa, me decís la ciudad y la calle y ya está -contesta.
Hay segundos de tensión.
-No me fío ni un pelo. ¿Y si es un secuestrador? -me dice mi padre bajito a la oreja.
-Ay, papá, no digas tonterías. Sé que es él, Abraham Mateo, porque me ha hablado desde su cuenta oficial de Twitter -digo riendo.
-¿Y si se ha metido alguien en su Twitter qué? ¿Eh? -dice.
-Mira papá, no seas tan cabezota y hazme caso. Es él. Confía en mi –digo con un tono para tranquilizarlo un poco.
Se pone otra vez al teléfono.
-Vale, me has convencido -dice mi padre suspirando.
Le dio la dirección y le estuvo explicando más o menos donde está mi casa, aunque él vendrá con su representante Jacobo.
-Muchas gracias señor. Estaré allí en unos 3 o 4 días -dice Abraham.

Salto de alegría, estoy contentísima. Aún no me creo todo esto.
-¡Muchísimas gracias papá, eres el mejor! Te quiero, te quiero, te quiero –digo con entusiasmo antes de que cambie de opinión.
 Mi madre sale de la cocina, que es donde estaba, y dice:
-Pero bueno, ¿qué pasa? ¿Qué son todos estos gritos? –pregunta mi madre intrigada.
-¡Va a venir Abraham Mateo a esta casa! ¡Va a pisar este suelo! –digo súper emocionada.
-No estés tan contenta, Sara, que falta que vayas. Me tendrá que convencer cuando venga aquí para que te vayas con él de vacaciones –dice mi padre.
-Pero papá… Tú sabes que Abraham es lo mejor de mi vida, ¿serías capaz de impedir que sea feliz? –digo casi con lágrimas en los ojos.
-Bueno, ya veremos, de momento vamos a esperar a que venga Abraham –dice serio.
Subo a mi habitación enfadada, pero con la esperanza de que me va dejar irme con él. Llamo a mis dos amigas, y no se creen todo lo que me acaba de pasar en 2 horas porque a veces les hago bromitas… Pero bueno, al final se lo creen y la verdad es que se alegran mucho por mí.



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